Sanidad Interior

viernes, 29 de abril de 2011

Arreglar el pasado

Filipenses 3:13b ...olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está adelante...

Muchos predicadores y maestros han tomado esta porción Bíblica para enseñar a las personas a soltar un pasado que los ata, pero la mayoría no enseña la forma correcta de dejar ir el pasado. Nuestro presente está condicionado en un 50% por nuestro pasado y el otro 50% por lo que hacemos con este pasado (esta última mitad define todo el presente). Para impedir que nuestro presente sea infructuoso y nuestro futuro incierto tenemos que dejar ir el pasado, pero para hacerlo debemos arreglarlo primero o volverá a nosotros con los mismos problemas.

Por ejemplo: Cuando no tenemos buenas relaciones con otras personas (hablando de forma general) es porque tuvimos una experiencia dolorosa en cuanto a nuestras relaciones interpersonales con alguién en especifico.

Cuando emprendes algo y te desanimas en el camino es porque se ha apoderado de tí un sentimiento de fracaso del pasado.

Para vivir bien hoy debes sanar los recuerdos y las experiencias negativas del pasado. Todo fracaso experimentado es una lección, no hay ni una sola persona exitosa que no haya experimentado el fracaso. El problema no es el fracaso en sí mismo, sino el sentimiento de fracaso que nos queda. Depende de lo que hagas con esto, el fracaso será el fantasma que te persiga todos los días de tu vida para asegurarse que nunca obtengas victoria o será solamente la antesala del gran éxito preparado para tu vida.

Detente un momento y observa a tu alrededor, asómate por la puerta o la ventana; sal a la calle y mira cada cosa que Dios ha creado. Analiza por un momento tu cuerpo y su funcionamiento ¿cómo es posible que alguien creado tan perfectamente se sienta como nada? (aun si padeces de alguna limitación física, Dios te ha creado perfectamente) Pero te voy a decir algo, no puedes ver esto, creerlo ni empezar a usarlo porque un gesto, una palabra, un golpe, un insulto, un desprecio, un no tengo tiempo... después y ese después nunca llegó, un abuso, un grito, un fracaso, un NO pasó el examen, un NO hay dinero así que no podrás estudiar, un me voy de la casa, una enfermedad que dejó secuelas, una muerte, pecados que nunca te perdonaste, una traición, personas que nunca estuvieron ahí para tí, etc, del pasado, te impiden disfrutar el presente y forjarte un maravilloso futuro.

Esto no es fácil y puede ser hasta muy doloroso. Por lo general cuando enfrentamos algo difícil, después que creemos que ha pasado, encerramos el recuerdo en una fosa oscura y profunda de donde no pueda salir, y nos nos haga experimentar aquel dolor, soledad, angustia, temor, vergüenza, ira, etc, otra vez. Pero, mientras esté ahí sin ser sanado seguirá causándonos daño. Mientras el pasado no sea arreglado, las heridas no pueden sanar. Para arreglar el pasado y experimentar sanidad, hay que traer las heridas de ese pasado el presente y sanarlas por el mérito de la Sangre de Cristo e la Cruz y la ayuda del Espíritu Santo.

Para sanar debemos de tener mucha fuerza de voluntad; porque habrá dolor en el proceso. Nuestras heridas no sanarán de una sola vez, sino que continuamente tendremos que luchar.
Pero no lo haremos solos, Dios está con nosotros para arreglar este problema. Aunque, primero debemos aceptar nuestra situación difícil del presente y el pasado y entregarlo a Dios, para que Él pueda trabajar en esta área y podamos ver y experimentar por medio de la fe que Dios ha puesto en nosotros su amor sanador.

Te repito, "esto no será fácil". Cualquier herida duele cuando se le está removiendo toda impureza para que quede limpia y pueda sanar. Arreglar el pasado no es sólo olvidar el echo doloroso como si nunca hubiera sucedido, eso sería como cuando a una persona diabética se le cierran las heridas superficialmente, pero el mal sigue dentro, haciendo daño y en cualquier momento la herida se vuelve a abrir.

Ten ánimo y fe, no temas de lo que pueda pasar, porque si podemos arreglar nuestro pasado entonces, podemos desafiar nuestro futuro y vivir la vida feliz, de paz y exitosa que Dios quiere.

La próxima vez cerraremos este tema con el último paso para lograr una sanidad interior.

Bendiciones y fuerzas recibas de Dios.
Hasta la próxima.
Shalom.

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